jueves, 8 de octubre de 2009

VISITA AL SOTANO DEL BOSQUE

Quiero compartir con los que visitan este blog este reportaje que salio en la revista SINTAXIS de Cd. Mante, Tamaulipas en Donde se habla del Bosque que hay en la sierra de cucharas en nuestro municipio de Antiguo Morelos, Tam.
VISITA AL SOTANO DEL BOSQUE EN LA SIERRA DEL ABRA O TANCHIPA.

Ing. Jean Louis Lacaille Múzquiz.

Los sótanos son cavernas o cavidades que tienen un desarrollo predominantemente vertical, a diferencia de las grutas o cuevas que poseen en la mayor parte de su longitud un acceso horizontal, incluso para descender algunos de estos, se tienen que utilizar técnicas profesionales de alpinismo. Estas cavidades existen en estructuras rocosas de origen calizo, que al ser erosionadas por la acción del agua, que disuelve los carbonatos de calcio, origina desplomes de las capas superiores de la corteza, dando lugar a la formación de los sótanos o simas (similar a los cenotes de Aldama y Yucatán). Una de tales estructuras que posee gran número de estas formaciones es la Sierra Madre del Abra, que todos conocemos, pues es ahí donde nace el Río Mante.

SIERRA DE CUCHARAS, DEL ABRA O TANCHIPA.

Estribación de la Sierra Madre Oriental que corre de Norte a Sur, cuyo límite Norte en Tamaulipas, es el macizo montañoso conocido como Sierra de Guatemala, donde se encuentra la famosa y bella Reserva de la Biósfera El Cielo, y su límite Sur en San Luis Potosí, se encuentra a corta distancia de Ciudad Valles, en un lugar conocido como El Pujal. Posee una vegetación de tipo selva baja caducifolia predominando especies como el ojite, higuerón, chijol, chaca, aquiche, soyate, acacia, palma, guapilla, chamal y palmilla. Posee una gran riqueza faunística, pues existen mamíferos como el jaguar, ocelote, tigrillo, jabalí, venado cola blanca, venado berrendo o temazate, tejón, mapache y murciélagos; aves como el aura, la coa, el ajol, chachalaca, gallina de monte, momotos, calandrias, luises, carpinteros, guacamayas, verdes, loros y pericos; reptiles como la iguana negra de gran tamaño y muchas especies de víboras de cascabel y coralillos. Posee también una interesante fauna cavernícola de peces sin ojos y albinos que viven en los arroyos subterráneos que atraviesan las cuevas, acompañados de alacranes, grillos, arañas y ciempiés troglobios, siendo éstos también albinos.
De gran importancia en la Hidrología de la región pues aquí nacen el Río Frío, Río Mante, Río Santa Clara y el Tantoán. De sus cuevas se abastecen de agua algunas poblaciones y ejidos como es el caso de las Grutas de Quintero, la Cueva de Praxedis Guerrero y Ojo de Agua.
Existen cuevas y sótanos interesantes de visitar como las Cuevas de Zapata, las Cuevas del Cañón de la Servilleta, las Grutas de Quintero, la Cueva del Abra y su sótano, la Cueva de Praxedis Guerrero, el Sótano del Bosque y los Sótanos del Salvador, en los límites estatales. Todos los lugares que he mencionado se encuentran en el lado tamaulipeco de esta sierra, que a mi juicio es de más interés para los lectores.

ANTECEDENTES DE LA VISITA AL SOTANO.

Mi inquietud por conocer el Sótano del bosque surgió en virtud de escuchar comentarios acerca de la abundante fauna y posible existencia de monos araña en el bosque que rodea este lugar.
Esto me llevó a contactar personas del municipio de Antiguo Morelos, que me informaron ampliamente sobre como llegar ahí, pero no me pudieron confirmar la presencia de estos cuadrúmanos. Existen antecedentes de poblaciones de mono araña en la región, pues Leopold Starker menciona en su libro “FAUNA SILVESTRE DE MEXICO” que el rango de distribución de esta especie en el país, llegaba hasta el Sur de Tamaulipas. Joaquín Meade en su Monografía de “LA HUASTECA TAMAULIPECA, Tomo III” al describir la fauna de la ExHacienda del Naranjo (el casco con su castillo se encuentran en el Poblado de la Nueva Apolonia), nos relata que de tarde en tarde se observaban monos. La Cascada de Micos, al Poniente de Ciudad Valles, San Luis Potosí, recibe este nombre, por la abundancia de estos animales en los bosques aledaños a finales del siglo pasado y cuya población se extinguió debido a la venta de los mismos a los viajeros que utilizaban la vía férrea San Luis Potosí-Tampico, que pasa por este lugar.
Arboles gigantes como este hay en el interior del sotano del bosque. En esta foto tomada en la primer visita que hice en 1993. Aparecen el Profr. Rafael Mancilla, Saúl Hernández, Toño Hernández, Jesús García, Alfredo Hernández, y Gil Raga. Foto: J. Jesús García López.

ASCENSO AL SOTANO.

El grupo fue integrado por Jesús García López (que filmó un video del sótano un año antes), Juan Aguirre Liñán y Marco Moreno Castellanos, dos cortadores de palmilla que viven en el ejido cercano y que nos auxiliaron como guías y un servidor.

Foto tomada desde el interior de Este abrigo rocoso donde hay infinidad de pasadizos donde se junta el techo de la gran cueva y el piso del sotano. Foto. Jean Louis Lacaille M.

La excursión se realizó el día 22 de mayo de 1994, partiendo a las 8:30 a. m. de la falda Poniente de la Sierra, en las cercanías de Antiguo Morelos, a una altitud aproximada de 180 metros sobre el nivel del mar y utilizando como camino en la primera etapa una cañada en la que corre un arroyo estacional (seco en época de estiaje). Esta primera etapa termina en una zona semiplana de agostadero a unos 400 metros sobre el nivel del mar y hasta aquí el camino fue relativamente fácil. Aquí inicia la segunda etapa que es la más difícil, pues se camina abriendo una vereda con machete, en una pendiente muy pronunciada hasta alcanzar la cima de la serranía que en este lugar alcanza los 600 metros sobre el nivel del mar. Otra Foto tomada desde el interior del Sotano, se puede apreciar los arboles que hay a la llegada al gran sótano. Foto: Ing. Jean Louis Lacaille M.

De este lugar se puede observar el lado Oriente que antes de bajar abruptamente a la planicie agrícola, forma una especie de “U” abierta, en el fondo de la cual se encuentra el sótano. Debido al monte existente no pudimos detectar a simple vista la boca de la cavidad, por lo que tuvimos que intentar abrir varios caminos y en última instancia gritar tratando de escuchar algún eco que se reflejara hacia nosotros. De gran ayuda fueron las señales (listones anaranjados amarrados a los árboles) que dejaron un grupo de investigadores norteamericanos que visitaron el lugar un par de años antes. Habiendo al fin encontrado nuestro objetivo, descendimos por un costado no tan inclinado del mismo hasta llegar al centro del sótano donde crece un bosque de árboles de gran tamaño, probablemente una variedad de encinos (de ahí el nombre del lugar). Escogimos para descansar una pared que forma una especie de techo de 35 metros de altura sobre el piso del sótano y fuimos recibidos con un gran escándalo por los pericos conocidos comúnmente como quilas y que huyeron precipitadamente al avistarnos.

En el interior del sótano tiene tierra arenosa y suave y hay unos elechos grandes de maravilloso aspecto. Foto: Jean Louis Lacaille M. La altura que hay hasta el techo donde una persona puede lleguar es como de 15 metros.
Foto: Jean Louis Lacaille M.

En ese momento eran las 2:00 de la tarde y nos había llevado 5 horas y media llegar desde que salimos, por lo que decidimos permanecer una hora para comer habiendo seleccionado previamente una plataforma de piedra, ya que el piso de esta área esta cubierto de cúmulos de guano proveniente de los pericos y murciélagos que aquí habitan. En 1993 se realizó la expedición en la que Jesús García Grabó un video. Foto: J. Jesús García López.
Esta foto la tome cuando nos disponiamos a calentar nuestros alimentos despues de 4 horas de camino. Foto. J. Jesús García López.
Se pude apreciar las paredes de roca de origen caliso. Foto: J. Jesús García López.
La grandeza de este lugar nos dejo con la boca abierta, la naturaleza nos regala lugares bonitos como este. Foto. J. Jesús García López.
Las abejas que estan hasta arriba se nos aventaron y tubimos que cubrirnos detras de estas piedras. Foto: J. Jesús García López.
Las descomunales orejas de elefante hacen pensar que hay agua en el subsuelo de ahí. Foto: Jean Louis Lacaille M.
Al explorar un poco, pudimos recorrer conductos y laberintos de pequeñas cuevas que se han formado por la acción del agua; observamos helechos de gran tamaño y descomunales plantas de “oreja de elefante” que nos tapaban completamente al caminar debajo de ellas. Cerca de las 3:00 de la tarde oímos el inconfundible y grave graznido de la guacamaya verde (Ara Militaris), y de la cual observamos una pareja luciendo sus colores verde con rojo, amarillo y azul, lo que nos provocó una gran emoción, pues el hecho de apreciarlas dentro de este marco de gran belleza natural y en libertad es muy diferente a verlas en cautiverio. Después de un rato de observar estas bellas aves, emprendimos el regreso, el cual nos llevó 3 horas y media, para arribar a nuestro punto de partida aproximadamente a las 6:30 p. m. Quiero advertir que este ascenso es muy difícil y peligroso, pues además de requerir una buena condición física, existen molestias por las garrapatas y pinolillos que abundan, las picaduras que se ocasionan con las plantas de chamal, guapilla y mala-mujer, y el riesgo de romperse una pierna por lo irregular del terreno, que tiene innumerables huecos tapados por la vegetación y hojas secas, así como la posibilidad de ser mordidos por una víbora.
RESERVA DE LA BIOSFERA

Como habrán podido notar, no logramos avistar monos araña, que también pudiera existir una confusión y tratarse del kinkajú, un pariente del mapache conocido como mico de noche, pero, a final de cuentas, lo interesante de la visita a este lugar es recalcar la importancia ecológica de esta serranía, como último refugio de la fauna y la flora que alguna vez existió en toda nuestra región y que a la fecha ha sobrevivido debido a lo hostil y escaso aprovechamiento económico que se puede obtener de este tipo de selva. Al tramo de sierra que atraviesa el estado de San Luis Potosí se le ha decretado Reserva de la Biósfera con el nombre de Sierra del Abra o Tanchipa el 6 de julio de 1994, ocupando una superficie de 21,464 Hectáreas en los municipios de Ciudad Valles y Tamuín, con el objeto de protegerla y preservarla.
Nos resta a los tamaulipecos pugnar porque se proteja nuestro “tramo” de sierra y que funcione como corredor ecológico entre la Reserva del Cielo y la de Tanchipa. Como punto final, espero que este reportaje les haya despertado la inquietud por conocer nuestra maravillosa flora y fauna y la preocupación por preservarla para que nuestros hijos puedan disfrutarla algún día y no tener que decirles “Aquí existía hace muchos años”…


Tomado de la Revista Sintaxis, Enlace de la cultura y el arte con la comunidad. Revista mensual, Año 2, número 5, Julio de 1994, Ciudad Mante, Tamaulipas.

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